Apocalipsis, el camino del conocimiento (5, 2ª parte)

12.- Vemos en este punto de la Enseñanza como el que es encontrado digno de abrir el libro tiene el aspecto de un "cordero como inmolado". Difícilmente hubiese podido encontrarse una imagen más perfecta para describir a ese ser que ha decidido pasarse al otro continente espiritual.

En efecto, hemos visto, cuando nos hemos referido al signo de Aries, tanto en las lecciones de Astrología como de Evangelios, que es la puerta de comunicación entre la divinidad y el hombre. De Aries nos viene el Designio del Ego, de nuestra divinidad personal, y el signo de Aries es representado por un cordero. Es el Cordero Divino que, al ser sacrificado, salva de la muerte... Así le sucedió, recordémoslo, al Pueblo Elegido que, cuando se disponía a salir de Egipto, se salvó del Ángel de la Muerte gracias a la sangre del cordero que embadurnaba las puertas de sus moradas. La inmolación de esa fuente de energía cósmica y su absorción por nuestra parte, nos permite seguir viviendo y nos permite alejarnos de las tierras de la esclavitud, escapando a la autoridad de ese Faraón interno que nos obliga a realizar duros trabajos sin esperanza de recompensa.

El sacrificio del Cordero de Aries significa para nosotros cargarnos de Voluntad, atributo de Kether-Padre-Ego y es esa Voluntad la que pone en movimiento

toda la organización interna, haciendo que las corrientes transiten por nosotros y que lo que está arriba vaya moviéndose hacia abajo. Esa circulación nos mantiene en Vida, lo mismo que la circulación de la sangre mantiene la vida de nuestro organismo físico. La Voluntad transitando de arriba, de Kether-Ego, a abajo, hasta las profundidades de Malkuth, nuestro vehículo material, nos permite escapar del Señor que nos esclavizaba, de esa situación estable, rutinaria y viciosa en que nos encontrábamos antes de que la sangre de ese Cordero Divino corriera por nuestros Vacíos Internos.

13.- En este punto cabe preguntarnos porque el Zodíaco se nos aparece simbolizado por una colección de animales, si exceptuamos los signos de Géminis, Virgo y Acuario. Dijimos en la lección anterior que los animales son el símbolo de las energías degradadas que caen en el mundo subterráneo y que nos son inoculadas por los luciferianos, de segunda mano, por así decirlo. Si somos consecuentes con esa idea tendremos que admitir que lo que nos viene del Zodíaco es también el producto de una degradación.

Y, efectivamente, así es. Ya dijimos en las lecciones de Astrología, que somos incapaces de asimilar directamente los pastos que se encuentran en el Zodíaco, y que son los planetas, al transitar por los signos, quienes nos suministran esos alimentos. Tenemos así que los planetas "comen" las esencias zodiacales, las asimilan y nos envían los restos. Esto ocurre excepto cuando el Sol transita por un determinado signo, porque entonces la Tierra se encuentra en el signo opuesto y es nuestra Tierra, con toda la vida que contiene, la que absorbe en directo los efluvios zodiacales.

Así tendremos que en abril, cuando el Sol se encuentra en Aries, es cuando la Voluntad de Kether nos es suministrada en directo y los Ángeles aparecen en nuestra naturaleza humana desplegando sus fuerzas por nuestros Vacíos Internos y situándonos en condiciones de ser ese Digno de abrir el libro.

14.- Así fue como el Pensamiento Divino estableció una cabeza de puente en nuestra naturaleza humana y el Pueblo elegido que hay en nosotros salió de la esclavitud a que nos tenía sometidos la naturaleza-deseo. Esa fue la primera Pascua que vivimos y a partir de entonces, la parte de nuestro Ego adicta a Jehová-Binah, formó en nosotros el Pensamiento que nos permitió descubrir la Ley. En la segunda Pascua aparecería Cristo para sustituirse al Cordero Divino y darnos a comer y beber su propia esencia, ese Pan y ese jugo de la viña redentor que constituyen las propiedades de esa otra parte, aun no explorada, de nuestra divinidad interna, la correspondiente a Ego-Hochmah. Sería su propia sangre la que derramaría, y si la sangre del primer Cordero nos salva del imperialismo de los Deseos, la sangre de Cristo sustituyéndose al Cordero nos Establece en el Reino del Amor de Hochmah.

15.- Ya hemos visto, a lo largo de esta Enseñanza, que los procesos cósmicos forman las grandes líneas por las que ha de transcurrir nuestra existencia, de modo que si cuando el Sol transita por Aries los contenidos del Ego se derraman por nuestra naturaleza interna, un día nosotros hemos de convertirnos en ese Cordero Degollado cuya sangre se derrame sobre la sociedad que nos rodea.

El Cordero de la visión de Juan tiene siete cuernos y siete ojos, que son una representación de los 7 Elohims que Ego-Dios ha enviado por toda nuestra Tierra Humana. Los cuernos representan las Montañas que cada Elohim-Séfira va levantando en nosotros; esas Montañas que un día nuestro Cristo interno ha de allanar, ordenándoles que se tiren al mar. Los ojos corresponden a la visión particular que nos dan de la realidad cada uno de los Elohims establecidos en nuestro Tierra. Esos siete cuernos y esos siete ojos tienen que ser sacrificados, devolviendo las energías que los han constituido a las fuentes primordiales de las que las tomamos al establecerlos.

16.- Así diremos que ése de la tribu de Judá, que se comporta como un hombre, pero cuya apariencia es la de un Cordero Inmolado, es el ser humano que se decide a sacrificar su mundo, a derramar su sangre, como Cristo lo hiciera, saliendo del dominio de Binah-Jehová para pasar al de Hochmah. Esto tiene que decidirlo en total libertad porque no está en la naturaleza de Ego-Hochmah el presionar a Ego-Binah para que renuncie a ser lo que es y se pase a su bando. Mientras nuestra naturaleza mortal siente apetencia por los valores del mundo de Jehová, permaneceremos en su sinagoga y nada nos obligará a abandonarla. El sacrificio de esos valores ha de ser una decisión libremente consentida. Cuando ese consentimiento se produce, adviene en nuestra naturaleza interna la segunda Pascua, la crística, y los contenidos de Ego-Hochmah se derraman como un bálsamo por nuestros espacios internos y vivimos el Sacrificio sin el cual Binah no nos permite abandonar su universo.

Este Sacrificio produce en nosotros la subida del Amor que lo inunda todo. El Amor procede a la administración de su justicia, dando a cada uno lo que le corresponde del reino de nuestra vida. Ya vimos, en las lecciones de Evangelios consagradas a los últimos capítulos de Juan, lo que esto da de sí. La naturaleza Crística instaurada en nosotros va buscando hasta en los más recónditos lugares en que hemos dejado huellas con nuestra actuación mental, emotiva y física; busca aquello que hemos ayudado a establecer y lo borra todo, situando la Sabiduría-Amor ahí donde habíamos dejado pósito que testimoniaba de aquel que éramos antes. Así nos vaciamos de nuestra sangre, damos a los demás el pan y el vino del nuevo continente divino en el que nos hemos instalado, pudiendo así ellos mismos acceder a ese Reino. Diremos pues que cuanto mayor haya sido el desorden, el mal que hayamos producido en los demás, mayor será la irrigación que reciban de nosotros cuando decidamos ser Dignos de convertirnos en ese Cordero Inmolado.

17.- Así pues, inmolar el Cordero que hay en nosotros significará estar dispuestos a derramar nuestra vida en el mundo, del mismo modo que las esencias del Cordero cósmico de Aries se derraman sobre nosotros, vaciando nuestros contenidos, todo aquello que representaba nuestra gloria, nuestro orgullo, nuestra seguridad. Entonces, en el gran vacío que se produce en nuestro interior, viene la transfusión de sangre Crística, pero como la herida ya está abierta, esa nueva sangre sigue manando de nosotros hacia el mundo y nos convertimos así en fuente permanente de Aguas Vivas.

De acuerdo con lo que acabamos de decir sobre este punto, vemos que el Cordero muere dos veces en el proceso cósmico. En la primera, su sacrificio sirve para instaurar en nuestra naturaleza el Pensamiento Divino, depositando en nosotros la semilla de ese Pensamiento que ha de permitirnos ser realmente seres humanos. Esa semilla va formando en nosotros un Cuerpo del Pensamiento, que elabora un Pensamiento Humano. Al principio, ese Pensamiento se ve sometido a los Deseos, cuyo Cuerpo es más antiguo y más estructurado, procedente del Tercer Día de la Creación. Pero poco a poco el Pensamiento Humano va integrándose al Pensamiento Divino y discurre conforme a su Ley.

Viene entonces la plantación del Segundo Aspecto de la Divinidad, el representado por Ego-Hochmah, y el Cordero muere otra vez para que podamos beber su sangre. Cuando esto sucede, aquella semilla que nos fue plantada en el primer sacrificio del Cordero y que nos permitía descubrir la divinidad a través de sus leyes, se ha interiorizado en nosotros y nos ha convertido en Ley. En términos cabalísticos diríamos que Binah-Jehová, que es el primero en derramar su "sangre" sobre nosotros, ha pasado de la fase Yod a la fase He, dejando de actuar como un Dios externo para actuar como un Dios interno, con cuyas leyes nos encontramos totalmente identificados y, por consiguiente, ya no necesitamos ni ritos, ni invocaciones para vincularnos a Él porque ya la llevamos dentro.

Empieza entonces el Trabajo en la segunda fase de penetración de la divinidad en nosotros. Ese Trabajo constituye el tema de los Evangelios y ya hemos estudiado las distintas etapas. Hemos visto como la semilla de esa nueva Divinidad va penetrando por las 22 grandes moradas internas y cómo va expulsando de ese reino a los antiguos ocupantes, los que ponían a nuestra disposición las Fuerzas con las que ejecutar los impulsos emanados de nuestra Voluntad. Finalmente, el Cordero muere de nuevo para que al bañar con su sangre la tierra, puedan beber en ella los que no han podido interiorizarla poco a poco cuando esa sangre procedía de Cristo vivo.

18.- Cada uno de nosotros ha de ser protagonista de ese proceso y si la primera muerte del Cordero ha de convertirnos en perfectos instrumentos de Ego-Binah, la segunda muerte ha de hacernos perfectos instrumentos de Ego- Hochmah.

O sea, en el proceso crístico, tal como lo hemos seguido en las lecciones de Evangelios, hemos visto como su "sangre", su Enseñanza, va penetrando por nuestra naturaleza interna hasta culminar en ella. Entonces esa "sangre" tiene que derramarse como ocurre con las copas llenas de líquido, que lo vuelcan al exterior. La Degollación del Cordero representa pues la fase final de un proceso natural, que primero se ha producido con las fuerzas de Binah-Jehová y que luego se produce con las de Hochmah-Cristo.

Así, cuando el Cordero crístico muere en nosotros, significa que habiéndonos llenado hasta los topes de naturaleza Crística, se derrama en el exterior del mismo modo que antes se había derramado lo que en nosotros había de Jehová.

Decíamos en el punto anterior que al "bajar" Hochmah a nuestra naturaleza humana, Binah pasaba de la fase Yod a la fase He. Pero tengamos en cuenta que en cada una de estas fases hay un período Yod, un período He y un período Vav. En el período Vav de Binah, vivido en nosotros, exteriorizamos el aspecto Ley y nos convertimos, no sólo en seres humanos en los que las leyes divinas se expresan ordenadamente, sino en hombres capaces de enseñar las leyes a nuestro prójimo. En el período Vav de Hochmah somos los que exportamos al mundo que nos rodea la Sabiduría y el Amor.

Repitamos que lo ideal fuera que nuestro proceso evolutivo se realizara ordenadamente y que fuéramos primero todo Jehová para ser después todo Cristo. Pero la realidad no es así y mientras en ciertos aspectos somos lo uno en el período Yod, He o Vav, en otros aspectos somos lo otro.

19.- Ser Cordero Degollado, en la dinámica Crística, supone pues que nos hemos llenado internamente de los contenidos de su esencia y que Cristo está saliendo de nosotros de una forma natural. Hemos recibido las semillas del 2º aspecto de la Divinidad, de Ego-Hochmah y esas semillas han alcanzado en nosotros la fase Vav, convirtiéndonos así en semillero de Cristo para la sociedad que nos rodea.

En las lecciones de Evangelios ya hemos hablado de las maravillas del mundo de Hochmah y de las posibilidades que ese mundo nos ofrecerá. Pero realmente hasta que lo hayamos interiorizado de una manera plena no comprenderemos hasta qué punto nuestra vida cambiará cuando vivamos en él. Sabemos que nuestro Ego habita en 3 Mundos en los que ni la Razón ni los Sentimientos tienen acceso. Esos Mundos, no sólo constituyen el lugar de residencia del Ego, sino su campo de aprendizaje. En ellos el Ego Trabaja como nosotros, sus vehículos mortales, lo hacemos en los mundos inferiores. En el período de dominio de Hochmah-Cristo, se habrá establecido la plena comunicación entre el Ego y sus vehículos mortales, de modo que dispondremos de los conocimientos que el Ego ha captado de sus Mundos y ello nos investirá de poderes sobrenaturales, es decir, de poderes que están por encima de los mundos naturales en que nos movemos.

20.- Vemos en la visión de Juan cómo el Cordero Degollado toma el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el Trono. O sea, el ejecutor de nuestra política humana toma ese libro de la parte Derecha del Ego y obtiene así el sometimiento de todas las Fuerzas de que dispone el Ego. El primer paso consistirá en liquidar el mundo antiguo, en tragarse el rollo, como sucediera en la visión de Ezequiel.

Ya hemos dicho que los trabajos evolutivos no se realizan unitariamente, sino gradualmente, y por ello sucede que cuando alcanzamos el nivel de Cordero inmolado, no lo somos enteramente, sino que es Uno de la Tribu de Judá el que se levanta entre las múltiples tendencias internas y es él sólo quien toma el libro de la diestra del sentado en el trono. Él será nuestro liberador, el que se levantará contra las demás tendencias que trabajan a niveles inferiores y pondrá fin a su mundo. Para esa tarea dispondrá del apoyo de todos los poderes del Ego, tanto de los Ancianos, de los poderes zodiacales internos, como de las Fuerzas Elementales Desperdiciadas, representadas por las Bestias y ese Humano, representante de la Mente de Abajo, la que persigue los otros objetivos materiales.

21.- Vemos el asombroso ballet que forman los Ancianos, prosternados ante el Cordero Inmolado, cantándole canciones nuevas al son de sus arpas y enarbolando copas de oro llenas de perfumes que son, dice Juan, las plegarias de los santos.

Esta imagen nos dice con qué extraordinario énfasis las fuerzas del Ego se entregan al que ha decidido liquidar su pasado y ser el portavoz de ese nuevo mundo. Todas las armonías celestes rodean ese nuevo Héroe y le ofrecen los inalterables valores de que son portadores, a los que hay que añadir esas "plegarias de los santos", que son la quinta esencia de los Deseos y de los Pensamientos de los que nos han precedido en esa escalada divina y cuyas experiencias ponen a nuestro alcance, ofrecidas a nuestros Ancianos para que nos las den en el momento preciso.

Si en Binah-Jehová cada uno guardaba celosamente para sí todo lo que aprendía, preservándolo bajo el sello del secreto, en Hochmah-Cristo todo es compartido y esos perfumes que los Ancianos ofrecen al Cordero Inmolado, es ese Saber Universal que han conquistado los Mejores y que está a la disposición del Hombre Nuevo para que a su vez lo derrame sobre el mundo que va a crear. Esos perfumes es algo que debemos ir destilando lentamente en nuestras naturalezas, porque con ellos debemos también llenar esas copas que otros Ancianos ofrecerán a otros humanos que alcancen el estadio del Cordero Inmolado.

En el cántico de los Ancianos hacia el Hombre Digno, le dicen: "has rescatado para Dios, por tu sangre, a los hombres de toda tribu, de toda lengua, de todo pueblo y de toda nación; tú has hecho de ellos un reino y los has convertido en adeptos a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra". Como suele suceder en la crónica sagrada, los Ancianos anuncian aquí en términos de presente lo que ha de ser el Programa del Degollado a partir de ese momento. En realidad todo esto ya está hecho en el mundo en el que Juan lo ve, ya que allí no existe la dimensión Tiempo. Si una de las tendencias internas ha arrebatado el rollo del que está sentado en el Trono, es señal de que el período de la exteriorización de la semilla de Cristo empieza y, por consiguiente, el que esto exija un tiempo en el mundo material en que nos movemos, no importa allí.

El Cordero Degollado reunirá en un solo reino a sus tribus y naciones internas, los arrancará de su babelismo y hará que todos se entiendan con una única lengua. En ellos arraigará el espíritu crístico y reinarán unidos y en perfecta armonía. Ese orden interno se exteriorizará y en la vida social también habrá un solo pueblo que hablará una sola lengua.

22.- Termina este capítulo con la visión de todo el universo acudiendo allí donde ha nacido el ser Universal, el Hombre portador de Unidad a nivel Vav, o sea, el exteriorizador de esa Unidad. Todas las criaturas del cielo, de la tierra y del mar se unen a la Loanza de los Ancianos y ofrecen a ese Hombre Nuevo, que ha vencido los condicionamientos de su anterior estado, el Poder, la Riqueza, la Sabiduría, la Fuerza, la Gloria y la Loanza, ya para siempre por los siglos de los siglos. Son 6 atributos que van más allá de los 5 que ofrece el mundo de Jehová, cuyo símbolo supremo es la estrella de 5 puntas que aparece en los Templos Iniciáticos, símbolo de la Omnisciencia y que esconde, como ya saben nuestros estudiantes, un Trabajo muy real, que consiste en recorrer, con los ojos muy abiertos, los 5 caminos constituidos por las casillas de los 72 Rostros de la Divinidad, que los antiguos llamaban Genios. Cinco veces 72 suman los 360 grados de nuestro Zodíaco y en nuestros estudios ya hemos señalado el Trabajo que corresponde a cada uno de esos 360 peldaños.

El número 6, que es el de Tiphereth, es también el de Cristo Rey. El 6º Atributo que aparece aquí es la Loanza. Es una virtud que no suele aparecer en nuestro mundo y, cuando aparece suena a falso: es el bombo que se dan entre ellos ciertos sabios por cosas de poca monta. En los cenáculos de Binah, en esos Templos Iniciáticos que subsisten aún, la Loanza se expresa mediante medallas y así vemos como ciertos supuestos iniciados van con el pecho cargado de condecoraciones, suscitando la risa o el comentario irónico de quienes los contemplan sabedores de que aquella Loanza es puramente convencional y que no hay nada en sus fueros internos que la acredite.

La Loanza aparecerá en el mundo de Hochmah, pero internamente. El Cordero Degollado oirá en su naturaleza interna el aplauso de esas miríadas de seres que lo contemplan y que le dan su plena adhesión.

Kabaleb (Apocalipsis)