Apocalipsis, el camino del conocimiento (9, 2ª parte)

12.- Esas langostas-escorpiones actúan con enorme delicadeza, no dañando hierba, ni árboles, ni verdura. Quizás eso que está verde acabe dando una mala cosecha, pero no se puede prejuzgar el porvenir ni sentenciarlo antes de que se vea el fruto que produce.

Sólo los hombres pueden ser dañados, o sea, aquello que se encuentra en el estadio terminal de su evolución. Y, entre los hombres a dañar, sólo lo serán aquellos que no tengan el sello en sus frentes. Esta precisión confirma que no es en el aspecto social que debemos interpretar esos textos, sino en el aspecto anímico. Esa catástrofe se desarrolla nuestro mundo interno, en el que conviven los marcados con el sello y los que son dañados por los langosta-escorpiones. Lo que en nuestra naturaleza no sigue, se ha atascado, se verá dañado por las langostas con poder de escorpiones. ..

Permanezcamos pues atentos a esa dinámica: si vemos que nuestras cosechas, a las que tantos esfuerzos hemos dedicado, son devoradas por hombres-langosta que se llevan los beneficios que legítimamente nos correspondían, y si esto se repite una y otra vez, digámonos que estamos siendo sometidos a la justicia divina, que la plaga de las langostas ha caído sobre nosotros para obligarnos a retroceder en nuestras pretensiones y a volver a empezar sobre bases distintas. No importa que nuestra obra sea válida y aun útil a la sociedad. Ya aparecerá otro que aportará a la sociedad aquello

que nosotros pretendemos darle. Lo que debemos comprender es que no hemos de ser nosotros quienes les procuremos a nuestros contemporáneos ese bien, ya que el hombre-langosta se come una cosecha que a nuestro Ego no le es grata.

13.- Los hombres se verán atormentados durante cinco meses, dice Juan. Si contamos desde la entrada del Sol en Escorpio hasta su salida del signo de Piscis, veremos que han transcurrido 5 meses. Ya hemos visto en anteriores puntos de la Enseñanza que Piscis es la puerta natural de salida de los Sentimientos encerrados en Escorpio. No sucede cada cinco meses que los contenidos de Escorpio son arrojado en Piscis, pero son cinco las unidades de tiempo que deberán transcurrir para que los atormentados por los escorpiones se vean liberados de su tormento.

Los hombres buscarán la muerte, pero la muerte huirá de ellos, dice la crónica. Hemos visto como el Humo del Abismo oscurece el Sol y hemos dicho que esto produce un debilitamiento de la Voluntad. Para morir, para suicidarse, se necesita movilizar mucha Voluntad, movilizarla perversamente, y si esto no se hace, el individuo no muere. Con una Voluntad funcionando a media asta, los hombres atacados por las langostas desean morir pero no pueden. Su única solución consistirá en rectificar, salir del error, dejar de producir aquella cosecha que se come la langosta y cultivar algo nuevo.

En el aspecto social, no podemos excluir que esto suceda realmente. Ya hemos hablado del génesis del hambre, y ahora mismo estamos viendo cómo los países grandes ya poseen bombas que sólo dañan a los hombres, pero no a la hierba del campo, ni a la verdura, ni al árbol, exactamente igual como lo hacen las langostas, siguiendo las órdenes de arriba. Pero lo que sí es cierto es que las catástrofes externas siempre son generadas por una actividad interna catastrófica, de la cual son mero reflejo.

14.- "Las langostas eran semejantes a caballos preparados para la guerra, y tenían sobre sus cabezas como coronas semejantes al oro, y sus rostros eran como rostros de hombres; y tenían cabellos como cabellos de mujer, y sus dientes eran como de León; y tenían corazas como corazas de hierro, y el ruido de sus alas era como el ruido de muchos caballos que corren a la guerra. Tenían colas semejantes a los escorpiones, y aguijones, y en sus colas residía su poder de dañar a los hombres por cinco meses. Por rey tienen sobre sí un ángel del abismo, cuyo nombre es en hebreo Abaddon y en griego tiene por nombre Apolyon. El primer ¡Ay! pasó; he aquí que vienen aún otros dos ¡ayes! Después de éste. (Apocalipsis IX, 7-12).

La visión se amplifica y las langostas ya son más que langostas y más que escorpiones. El abismo va liberando sus contenidos y de su Pozo salen los más heterogéneos elementos. Nada de lo que hay en el Abismo es real; todo es copia de algo de lo cual proviene. Los caballos no son caballos, sino semejantes a caballos; las coronas no son de oro, sino semejantes al oro; sus rostros son como rostros de hombres, sus cabellos como cabellos de mujer; sus dientes como de León, sus corazas como de hierro, etc. Todo es semejante a..., nada es auténtico. Todo ese conglomerado formado por energías de distintas clases y categorías caídas al Abismo, se junta y lo único real que hay en él es su poder destructor.

Es una multi-bestia producida por esas energías creadoras que nosotros hemos menospreciado, hemos degradado, hemos inferiorizado y, una vez convertidas en producto inferior, les hemos puesto una corona, dándoles poder y majestad sobre nosotros. Salen ahora del Abismo trayéndose la fuerza de Repulsión, que actúa en las profundidades y que se instala en nuestro mundo porque se ha convertido en Abismo, en tierra en trance de liquidación.

15.- El rey de ese conglomerado de fuerzas procedentes del Humo, se llama Abaddon (Aleph-Beith-Daleth-Vav-Noun), conocido convencionalmente como el Ángel Exterminador del Abismo -Ángel caído, se entiende-. El nombre de ese rey ha de decirnos el objetivo perseguido por ese compuesto de bestias y hombres con poder para dañar. El Aleph-Beith, que realizan funciones de Padre-Madre se encuentran en el sitio que les corresponde y constituyen esa Unidad indisoluble de la que tanto hablara Cristo en sus últimas actuaciones. Ambas letras son Kether-Hochmah, Voluntad y Amor unidos, engendrando el Daleth, el Paraíso, sin la colaboración de Binah, o sea, un Paraíso sin restricciones, en el que todo es Sabiduría y Amor. El fruto de ese Hijo-Daleth es el Vav, o sea, la fuerza transmisora universal, regida cabalísticamente por el Sol y zodiacalmente por Escorpio. Ese Vav derrama en el Noun, en la naturaleza individual de cada hombre, las propiedades del Padre-Hijo, del Aleph-Beith. O sea Abaddon hace lo que ya hiciera Cristo en su tránsito por el mundo, nuestra Tierra Humana, pero lo hace con las fuerzas de Abajo, del Abismo. Ese Aleph-Beith que inocula en el Noun, procede del Humo del Pozo, es un Aleph-Beith degradado, que se desprendió un día de las alturas de Kether- Hochmah y nadie utilizó en su estado natural. Los Luciferianos llevaron esas fuerzas inutilizadas a su Abismo y con ellas Abaddon constituye su reino. Y ahora, en ese acto final de la representación de Binah, el rey Abaddon toma el mando de esa especie de brigadas internacionales formadas por todo el arsenal de fuerzas degradadas que hay en el Abismo y les impone un programa: el de implantar en el Hombre la Idea de la Unidad Divina, pero a la manera con que se hacen las cosas en el mundo de abajo. Lo que las huestes de Abaddon exterminan es la proliferación interna de las Tendencias. Cuando el ejército de Abaddon ha cabalgado sobre nuestra Tierra Humana, ya no subsiste en nosotros más deseo que el de pasar a la otra orilla, renunciando a todo propósito que no sea el del Ego.

16.- "El sexto ángel sonó la trompeta y oí una voz que salía de los cuatro ángulos del altar de oro, que está en la presencia de Dios, que decía al sexto ángel que tenía la trompeta: Suelta los cuatro ángeles que están ligados sobre el gran río Éufrates. Fueron sueltos los cuatro ángeles, que estaban preparados para la hora y para el día, y para el mes y para el año, a fin de que diesen muerte a la tercera parte de los hombres. El número de los del ejército de caballería era de 200 millones, me lo precisaron. Asimismo vi en la visión los caballos y los que cabalgaban sobre ellos, que tenían corazas color de fuego, de jacinto y de azufre; y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones, y de su boca salía fuego, humo y azufre. Con las tres plagas pereció la tercera parte de los hombres, es a saber, por el fuego, por el humo y por el azufre que salía de su boca. El poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas, pues las colas eran semejantes a serpientes, tenían cabezas y con ellas dañaban" (Apocalipsis IX, 13-19).

17.- Aparece en esta secuencia el río Éufrates que todavía existe en nuestros días con igual denominación, constituyendo la línea divisoria de varios imperios asiáticos. En Asiah que, como vimos, es el nombre que recibe el llamado Mundo Cabalístico de Acción, constituido por Malkuth, y que es nuestra tierra física, muy a menudo los ríos son los encargados de trazar la línea fronteriza entre países, regiones, provincias, comarcas, y muchas veces establecen los límites de las propiedades privadas. Así sucede en el planeta Tierra y, por consiguiente, así sucede también en nuestra tierra interna, en la que todos los "territorios" formados por moléculas y por órganos se ven separados unos de otros por "ríos" internos que trazan fronteras reales, que el rey de cada territorios no puede atravesar, excepto en casos de demandas de socorro por parte del rey vecino, que ve su tierra invadida por una plaga o por microorganismos extraños, en cuyo caso, tal como la ciencia visto perfectamente, la célula o la molécula vecina combate un mal, que puede ser el suyo, si no acude en defensa del rey que administra la tierra que se encuentra del otro lado del río.

También en casos de guerra son cruzados esos ríos internos, y así vemos, por ejemplo, como esa enfermedad llamada cáncer se caracteriza por una invasión de un determinado territorio orgánico por parte de unas células vecinas.

En condiciones normales, los ríos internos separan los feudos y permiten a cada Señor ocupante gobernar sin problemas, encontrando gracias a sus aguas el alimento necesario para sus hombres.

Ya sabemos que a veces los hombres desvían el curso de los ríos, bien sea para aprovechar sus aguas o para liberarse de inundaciones. También las aguas de los ríos se embalsan para administrarlas según las necesidades. Esas manipulaciones de la naturaleza equivalen a esas operaciones de cirugía estética a que se someten algunos a quienes no les gusta su nariz. Al desordenar la naturaleza externa, se desordena igualmente la interna, y por muy útil y racional que parezca la operación, rectificarla significa siempre correr un gran riesgo, porque la naturaleza ha sido diseñada por entidades espirituales más sabias que nosotros.

18.- El gran río Éufrates es uno de los cuatro que salían del Paraíso. Fabre d'Olivet, en su "Lengua hebraica restituida", da a esa palabra el significado de "manantial de fecundidad". Las letras utilizadas por Moisés para componer esta palabra son He-Vav-Aleph-Phé-Reish-Tav. Vemos en esta combinación de letras como el He-Agua se encadena al Aleph por medio del Vav, como para que sus aguas dispongan de la eternidad que el Aleph les confiere. Ya con esa premisa, el manantial se pone al servicio de tres letras que no poseen un molde en el mundo arquetípico construido por la divinidad con las fuerzas zodiacales, ya que el Phé-Reish-Tav son depósitos de fuerzas elaboradas por el Hombre. Resulta así que ese río Éufrates es el manantial en el que los hombres se aprovisionan de fuerzas divinas para utilizarlas en sus creaciones humanas. Nosotros podemos constituir depósitos de fuerzas, pero lo que no podemos hacer es crear fuentes de energías. Esas fuerzas llamadas Phé-Reish-Tav (Frates) es el resultado de la transformación de otras fuerzas primigenias llamadas He-Vav-Aleph (Eua), que unidas a las otras forman la palabra Eufrate: convencionalmente Éufrates.

Para que el He-Vav-Aleph pudiera aprovisionar al Phé-Reish-Tav humano, se requirieron los servicios de 4 Ángeles para que asegurasen su funcionamiento en las 4 fases Yod-He-Vav-He. En este punto vemos como la voz que sale del trono del Ego ordena a los 4 que abandonen este servicio con toda su caballería.

19.- Con todo lo ya dicho sobre la organización cósmica, debe quedar claro para el estudiante que no se trata de que la divinidad le retire al hombre las fuentes de energía que en otro momento de su evolución le diera, sino que nuestro Ego les saca de las manos a sus vehículos materiales unas herramientas que ya de nada han de servirle, porque comienzan nuevos trabajos, con nuevos criterios de producción y ya no se utilizan las fuerzas tal como se utilizaban.

Se dice en este punto que los Ángeles estaban preparados para la hora, el día, el mes y el año en que su liberación del servicio del Éufrates iba a producirse. Expresándolo de esta forma pudiera entenderse que el Creador ha fijado de antemano una fecha para producir estas muertes. Pero como se trata de nuestra historia interna, debemos entender que esos Ángeles están preparados para dejar el servicio en el día y la hora en que nuestro Ego haga sonar la sexta trompeta y pronuncie la palabra ¡Suéltalos! Para algunos, esos Ángeles ya han sido soltados. Para otros muchos esto les sucederá al unísono y entonces el acontecimiento tendrá caracteres históricos. Ya sabemos que lo que sucede exteriormente y es reseñado por la Historia siempre es algo que nos ha sucedido antes interiormente. Cuando vamos muy avanzados o muy rezagados respecto al grueso pelotón de la humanidad, nuestra historia interna no incide en la historia externa y no dejamos testigos de nuestra tragedia. En cambio, si avanzamos con la masa y si vivimos con ella una guerra civil interna, al proyectarse al exterior colectivamente, al unísono, tendremos una guerra civil externa, con muertos y heridos que no serán sólo simbólicos sino muy reales.

20.- Los que abandonan el servicio son dos miríadas de miríadas, lo cual significa que son muchos, muchísimos, marcados con el número 2, que es el de Hochmah. Los de Hochmah que trabajan en Binah, se retiran.

Respecto al número de Ángeles en activo, nadie ha podido contarlos jamás. Algunos místicos piensan que Dios los fabrica según las necesidades. Pero los estudiantes de las doctrinas esotéricas saben bien que todos los seres del universo acceden a la conciencia después de una larga evolución y que la adquisición de sabiduría y de poderes es el fruto de un esfuerzo continuado. Dios no puede crear inteligencias de la nada, porque si pudiera hacerlo, no tendría sentido obligar a las sucesivas Oleadas de Vida a que ascendieran tan lenta y penosamente a la conciencia. Dios no puede desdecirse de sus propios métodos creativos, y el número de Ángeles, como el de Hombres, es limitado. Siendo así, ¿cuál es el misterio de su abundancia?

La respuesta se encuentra en las particularidades del Mundo de Deseos, cuya materia dominan tanto los Ángeles de Jehová como los Arcángeles de Hochmah Cristo. Ya vimos al estudiar ese Mundo, que su materia se puede moldear y crear con ella Formas-Deseo a voluntad. Esto significa que cada Ángel puede crear de sí mismo cien mil imágenes capaces de actuar separadamente en múltiples escenarios. Pero se trata de Formas animadas por una sola Inteligencia. Esto explica el que un Guardián pueda tener bajo su custodia a centenares o miles de humanos.

Vemos así que son tan sólo 4 los Ángeles liberados y que esos 4 forman una Caballería de dos miríadas de miríadas. Esa Caballería no necesita esperar las órdenes del Ángel que la ha moldeado, porque ése Ángel sitúa su Inteligencia en cada Forma, de manera que ésta pueda decidir, ante una determinada situación, sin necesidad de "consultar". Terminada la operación que originó la creación de esas Formas, éstas se disuelven, incorporando en el Ángel que las creo la sabiduría de las experiencias vividas. Resulta así fácil comprender porqué los Ángeles evolucionan mucho más rápidamente que nosotros, puesto que nuestro estado evolutivo no podemos recibir experiencias más que de nuestro triple cuerpo concentrado en el físico.

21.- Los Caballos-Leones reciben aquí permiso para matar, lo cual no había sido concedido a las Langostas-Escorpiones, y vemos que su poder residía en la cabeza y en la cola, o sea, en los dos polos de su cuerpo. Tanto si se manifiestan por el lado positivo o el negativo, el resultado es la muerte.

Ya hemos visto que los animales apocalípticos o mitológicos representan las energías creadoras degradadas, o sea, las mismas energías que caen de arriba, sometidas a un proceso de degradación como el que sufre el vino cuando se agria en la barrica. La tercera parte de la humanidad muere por la ingestión de los tres elementos degradados que presidieron en las tareas de la Creación. El Fuego de Kether aparece como el fuego que quema, el Mercurio de Hochmah aparece como ese Humo tóxico que ya detectaran los alquimistas en los procesos de la Obra, señalando las propiedades venenosas de un Mercurio degradado, que se volatiliza y hace que el artista, al respirar esos Humos, se intoxique y muera; es decir, lo que muere es la Obra. Y ese azufre es la parte ígnea que Binah contiene y que ataca por la cola, Binah-Jehová siendo la cola de la divinidad, la parte trasera de las virtudes de Ego-Dios convertidas en Caballo. Con esta operación, nuestro Éufrates interno, ese gran río que riega nuestro Asiah particular, deja de existir, y con él mueren los imperios, las naciones, los pueblos que las aguas de este río alimentaban.

22.- "Los demás hombres que no fueron muertos por esas plagas no se arrepintieron de las obras de sus manos no dejando de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata y bronce, de piedra y madera, que no pueden ni ver, ni oír, ni andar, y no se arrepintieron de sus crímenes, ni de sus encantamientos ni de su impudicia ni de sus robos". (Apocalipsis IX, 20-21).

Después de sufrir esas plagas, que destruyen la tercera parte de nosotros mismos, quedan vivos los dos tercios de nuestros "hombres", pero en ese estadio, presidido por el Noun-Theith, las fuerzas novenas, comenzando por el final y por el principio, lo que queda vivo en nosotros no se arrepiente de las obras de nuestras manos, siente aún apetencia por ese mundo material, el edificado con las manos, al que el Noun presta todo su poder de encantamiento.

Se refiere aquí el proceso anímico en que el individuo se dice que su mundo debe ser reformado, pero no transcendido. Nos quedamos sin la parte de Binah; Binah ha muerto, pero en los dos tercios que nos quedan, los correspondientes a Hochmah y a Kether, Binah está presente, puesto que todo está en todo, y seguimos adorando la terrestreidad que Binah representa en nuestros dos tercios espirituales. Nos decimos que con el oro y la plata podremos edificar un mundo hermoso, que todo consiste en saber utilizar adecuadamente los valores materiales.

Para obtener oro, plata, bronce, piedra y madera es preciso matar las energías espirituales que presiden en la formación de esos elementos. El oro es una cristalización de la luz, y para obtenerlo hay que matar la Luz y obligarla a servir dentro de los muros de Binah. Entonces esos dos tercios vivos siguen cometiendo crímenes y el lugar de adorar las energías procedentes de arriba y derramarlas sobre nuestros cuerpos espirituales, como María derramó el tarro de los ungüentos sobre Jesús, las sacrificamos y adoramos a esas energías convertidas en valores materiales, administradas por los de abajo.

Necesitamos que nuevas trompetas suenen en nuestra naturaleza interna para despertar de ese gran sueño de terrestralidad a que nos ha sometido Binah. El Noun es nuestra cárcel dorada, y aunque se presente en marcha atrás, no podemos desprendernos de su sortilegio. ¡Cuántas veces nos hemos dicho que el dinero no es malo en sí y que lo único malo es su utilización. Utilicémoslo para las obras hermosas y estaremos haciendo algo positivo! Y aunque esto sea cierto en un determinado estadio de nuestra evolución, no es siempre cierto, porque ya hemos visto que toda Verdad pasa por su ciclo de encumbramiento, de decadencia y degeneración. El oro, con toda su inalterabilidad, es la Luz de Abajo, administrada por los Luciferianos que copian los procedimientos de incorruptibilidad propios de Arriba. Para amasar oro ha sido preciso "robar" la Luz y los hombres en ese momento apocalíptico, no se arrepienten de ese robo.
Kabaleb, Apocalipsis